SILENCIO
INTERIOR
En nuestra vida siempre hay un instante en el cual
necesitamos acercarnos a Dios,
cualquiera sea nuestra creencia. Muchas veces, esa cercanía la hacemos según la
dificultad o a necesidad inmediata por
la que estemos pasando, y es maravilloso
escuchar a través de su Palabra el amor,
la paz, la perseverancia y su sabiduría. El hombre actual en la bulliciosa
confusión de la vida ha buscado un marco
de referencia y seguridad que le permita enfrentarse a lo cotidiano, en una
sociedad agitada y violenta, de manera
que Dios como ser supremo
representa ese eslabón que le da ese hálito de supervivencia en los estados de
depresión y confusión en los que caemos
por circunstancias de la vida. Por ello
el hombre se ha abocado a aprender
innumerables formas, métodos y
elementos que lo conecten con la
divinidad que hay dentro él, para
aliviar la sed espiritual en la que se encuentra en ese momento. Un sin número de personas andan en búsqueda de ese tan ansiado equilibrio mental
- espiritual que lo conecte con la divinidad existente dentro del ser, pero la falta de paciencia,
perseverancia y constancia en la
aplicación de estos, retrasan los resultados. Todos tenemos herramientas y
Dones que nos fueron otorgados desde el mismo momento en que fuimos concebidos,
que conocemos y hemos olvidado, permitiéndole a las circunstancias manejar
nuestra vida convirtiéndonos en víctima. Lo más importante no está en conocer muchos
métodos para solventar nuestra angustia residual, sino en la constancia, la
fe en Dios y en nosotros mismos, y en el
hecho de ser consciente de cada uno de nuestros actos y pensamientos para
producir la energía positiva y así sentirnos plenos.
Una de las
Herramientas que poseemos es el silencio, pero no el silencio que se
refiere a la bulla o de un lugar tranquilo que también es necesario, me refiero
al silencio interior, al pensamiento que todos los días nos acompaña haciendo y
deshaciendo. En el albergamos
comentarios hacia otras personas, críticas destructivas y supuestamente
constructivas, malos pensamientos y buenos pensamientos, también albergamos
temores y miedos, disfrazados de cualquier cosa para justificar nuestro
proceder. El silencio de que les hablo, está en el interior de nuestra mente,
tratar de aquietar esa bulla interior que sin darnos cuenta nos perturba, es
tratar de aquietar el pensamiento para
conscientemente producir la paz espiritual, en ese momento entrarás en contacto con ese
ser maravilloso que eres Tú y donde
habita Dios. Siempre menciono como
ejemplo el arreglo de una habitación para hacer la explicación más fácil de
comprender, nosotros en nuestra casa tenemos un espacio que define nuestra
dimensión o sea, nuestro cuarto, ¿Por qué el cuarto? Porque es el lugar
dentro de tu casa donde puedes
dar todo tu calor, arreglarlo a tu gusto
y si no lo compartes con alguien más le das ese toque personal que te
hace sentir cómodo y agradable, en ese
espacio experimentas las intimidades y decisiones más importantes de tu
vida, pero en algún momento es necesario hacer arreglos, ¿ a qué me refiero? hay que limpiarlo, recoger cosas tiradas en
el piso, limpiar las ventanas, sacudir el polvo, ordenar tus libros, poner cada cosa en su lugar; Así como
ordenamos nuestra habitación material también debemos limpiar y ordenar nuestra habitación mental y espiritual, ¿cómo? A través del silencio.
El silencio significa ir más allá de las palabras y de los
pensamientos, ya que ellos nos limitan, y nos hacen prisioneros;
de un Dios convencional. Cuando
nos encasillamos a decir que Dios es esto, o aquello y lo definimos estamos diciendo lo poco
o nada que conocemos de él, porque Dios está más allá de las palabras.
En el silencio podemos escuchar la bulla que hay en
nuestros pensamientos, y en ocasiones
resulta casi imposible la concentración la
primera vez, pero si tenemos paciencia, persistencia y deseos de mejorar
nuestra condición humana, arreglaremos nuestro cuarto mental, sacaremos la
basura que hay allí no importando el tiempo que empleemos, creando el hábito de
arreglarlo frecuentemente
Hay métodos sencillos que nos permiten sentir el silencio,
lo primero es nuestra respiración, reconocer la importancia de está,
pues es lo primero y lo último
que hacemos en nuestra vida y durante
ella nunca lo dejamos de hacer, luego está en buscar un lugar agradable para
ti, lleno de paz, quietud, una silla cómoda, para que no te duermas, porque la idea no es dormir, debes estar
alerta tomar conciencia de tus cinco sentidos ellos te van ayudar en el
proceso, luego comienzas tu relajación hasta que todo tu cuerpo este
completamente relajado manteniendo la respiración abdominal, así descansarás,
sacando la angustia residual, pero también sentirás, oirás, verás y
contemplarás todo el desorden que hay en tus pensamientos, no Pretendas de
buenas a primeras o en el primer intento lograr un éxito total, el silencio
cuesta mucho pero con la perseverancia y la constancia lo lograrás, en
principio puedes sentir angustia, por el hecho de no concentrarte o por la cantidad de bulla que oirás
dentro de ti, pero, poco a poco conseguirás los cambios ansiados para mejorar tu vida y acercarte más a Dios que está en nosotros.
En la vida debemos
apreciar las cosas sencillas y
pequeñas, reconociendo nuestras virtudes y limitaciones para así crecer y
convertirnos en jinetes de nuestras circunstancias. Cultiva el amor en la
sencillez, predica la esperanza y la alegría en los momentos de gloria y fracaso.
Luis José Hernández
Codigo Legal
C. A. 025 - 96195
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